lunes, 20 de octubre de 2008

CLARAMENTE

Para lo que es o lo que vendrá.
Me guardo el derecho de decir, aún en silencio.

No fallé a mis deberes morales, si es que algo así existe.
Si es que se les llama sentimientos, tampoco les fallé.

Mantengo limpia la conciencia (la actividad diaria de cualquier hombre,los actos privados, los actos lunáticos o totalmente libertarios), si es que se trata de someterla a un juicio de apreciación por parte de un otro o algún tercero.

Me debo al decir y no a otra cosa. Y si en algún caso debo ser juzgado por mis palabras, sean estas del orden que fueren, puedo sostener su valía y resguardarlas en una casa de cristal, transparente. Su fragilidad y brillo inatacable e inalterable.

Creí y creo en la potencia del lenguaje, en la proyección del deseo, en los seres maravillosos; en el azar, en el cambio, en el placer, en la fuerza del secreto; en la amistad y el amor. Creo en las afinidades electivas y en la creación de las duraciones.

Cualquier intento de mi parte, por activar el orden (o el desorden) de las situaciones, casuales, sincrónicas o no, asociadas a cualquier categoría de la anterior lista; cualquier acto y consecuencia me pertenecen en el orden de la esencia de mi yo más profundo. Son mi anclaje en el mundo y mi historia personal, mi experiencia.
No puedo pretender que los demás lo comprendan.

Por eso mismo, las escusas y las explicaciones, están siempre fuera de término, atrasadas en el mundo interno y también externo del que sueña o habla.

Nadie puede culparme por intentar los presagios o los sueños, cualquier necesidad imperiosa de nombrar lo otro, todo inasequible y distante siempre.

A saber, que aún siendo equivocado, sigo limpio. Impune.

A los que se den el derecho de juzgarme, siempre por adelantado (no hay juicio que no sea prejuicio en cierto punto), les digo que están engañados.

A los perversos y malintencionados, solamente los esquivo.

Esos no me interesan, pues no me cambian.

Escribo claramente para retribuirme libertad de acción y de conciencia.
Para hacer visibles los derechos que aún no se que poseo.
Para hacer claro lo oscuro.
Y para que aquellos que se crucen conmigo sepan hacia donde estoy yendo.

Cualquiera de mis sentimientos, aún los más confusos o divergentes, son míos.
Los observo como a llaves para abrir el camino, los caminos hacia otro lugar, siempre pasos al frente.

La dimesión de la poesía y la magia del lenguaje me ahorran toda explicación,
me ahorran toda confusión aún en medio del cataclismo y la tristeza.

El que quiera creer que crea.

ALAN ERIC SANGUINETTI
19-10-2008

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