lunes, 20 de abril de 2009

EL RETORNO


Quien pide tiempo sabe el valor del tiempo.

Quien cede el tiempo entiende que aún

en la bancarrota de los sentimientos

queda la proyección de una sombra,

su sombra;

y la pregunta

sin respuesta

por el error.

Otra vez.


Transformarse en reloj

la desgracia más dolorosa;

los días cómo ofrendas a la razón

único gesto de audacia ante la imposibilidad

de otra cosa.


Porque sabiendo lo que nos da la memoria,

resisto a esa máquina cuerpo y alma,

construida de fragmentos de lo inabarcable,

parte en el placer de los actos repetidos

parte en la verdad que niega todo espejo.

Otro recuerdo, ayer mismo, otra vez.

tentada por el hacer de lo incompleto.


Triste imaginación consuelo idilico.

El conocimiento en la duda. La duda, el conocimiento:

espacio de invención de los valores y del sinsentido,

encanto de la posibilidad y el perdón...


Quisiera poder saber la verdad pero sólo tengo

un desencanto de abismo.

Otra vez.

Yo tuve el secreto de los días y creí comprender

(tonto iluso, no basta con sólo ser!)

Y aunque ahora sólo contemplo palabras (que escribo)

es mi ofrenda a la sinrazón que transformada

no me detiene ante la marcha hacia el desvanecerse.


He aquí el retorno de lo trágico.

Prepararse para el comienzo si aún haber terminado.



1 comentario:

Lic. Mariela Piombino dijo...

Lo bueno es que el término lo pone uno. Me gusta mucho como escribís, se nota que tenés buen dominio de la expresión.